Estando en fase de desarrollo, las rutinas de chequeos presenciales por parte de las personas es una actividad rutinaria de día a día. No solo eso, cualquier actividad que requiera supervisión o visita, directamente estará definido por la interacción de aves con humanos. Por tal motivo hay formas de trabajo que se requieren definir por bioseguridad y el bienestar de las aves. Hay que mitigar el miedo que puede estar dado por una visita que perturbe un comportamiento normal en tus aves.
Como primer
lugar, entender que uno está de visita en el hábitat de las aves cuando ingresas
a los gallineros. Tú debes adaptarte a su comportamiento y tratar de interferir
en lo mínimo posible respecto a la actividad que realices (vacunar, alimentar,
arreglar algo con herramientas, visita médica, chequeo diario, etc.).
La aproximación
de un humano inicia el miedo al no estar las aves familiarizadas a la
interacción con nosotros. Del mismo modo hay protocolos de trabajo que ayudan a
mitigar e incluso prevenir ese miedo que es natural en animales.
Tales protocolos
comienzan al no mostrar una actitud agresiva con las aves. Vale decir, no
exponeros a movimientos bruscos, gritos, y por supuesto sin violencia. Se
gentil en tu trabajo.
El estrés de las
aves se verá reflejado por una huida de las aves lejos de la zona que los
perturbe, y pero aún, en el peor escenario posible, ellas mismas por miedo
comiencen a aplastarse entre sí por buscar refugio, conduciendo a muertes en
gran volumen y por asfixia.
Este miedo es un
reflejo de la inseguridad de las aves que sienten con tu presencia, y va en
contra de tu producción, como de su bienestar. Miedo es el detonante de su mecanismo de defensa que se
observa por escapes o incluso comportamiento defensivo (picaje y aleteo).
El miedo no es
cuantificable pero si se puede observar y tomar medidas al respecto. No solo se
ve reflejado como un comportamiento anormal, sino además hay un tema
fisiológico.